26 de marzo de 2025
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Entrevista con Alejandro Hartmann, director de The Menendez Brothers

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Cuando Campfire Studios contactó a Alejandro Hartmann para la realización de un documental para Netflix sobre los hermanos Lyle y Erik Menendez, quienes asesinaron a sus padres José y Mary Louise ‘Kitty’ en 1989 en su mansión de Beverly Hills, el director argentino tenía una leve noción sobre el caso. Hartmann había tenido una breve estadía en Estados Unidos en la década de los ’90 y fue en ese momento donde leyó o escuchó acerca del crimen. El director posee una amplia experiencia en documentales exitosos, entre los cuales se cuentan, también para la plataforma global, Carmel: ¿Quién mató a María Marta?, que fue la primera producción de true crime que hizo Netflix en Argentina, y El fotógrafo y el cartero: El crimen de Cabezas.

Luego de años de entrevistas, recopilación de material y edición, The Menendez Brothers debutó el pasado octubre a través de Netflix, posicionándose en el primer lugar de las películas en inglés más vistas durante su primera semana y registrando 22,7 millones de visualizaciones. A diferencia de los cientos de documentales que se han realizado en las últimas décadas sobre el caso, Hartmann logró conversar con Lyle y Erik, y otorgarle, desde una nueva perspectiva, una mirada fresca a los hechos, incluir a la mayoría de las voces que fueron parte de esta historia y llevar temas como el abuso infantil a la palestra.

***Image***TV LATINA: ¿Cómo llegó a trabajar en este documental?
HARTMANN: He realizado documentales desde hace mucho tiempo. En 2020 trabajé en Carmel: ¿Quién mató a María Marta?, una serie de Netflix sobre un caso policial muy conocido en Argentina. Fue el primer true crime que hizo Netflix en el país y le fue muy bien. También tuvo muchas visualizaciones en varias partes de Latinoamérica y Estados Unidos. En ese momento, Netflix no tenía una base en la región, sino que estaba en Los Ángeles y trabajamos junto a Bernardo Loyola, que en ese momento estaba a cargo de la parte de documentales para América Latina.
Después del éxito de Carmel: ¿Quién mató a María Marta?, realizamos un segundo proyecto con la misma productora, Haddock Films, titulado El fotógrafo y el cartero: El crimen de Cabezas, acerca de otro caso en Argentina con aristas políticas. Estaba terminando este proyecto cuando Campfire Studios me contacta desde Los Ángeles. Busqué información sobre ellos y me di cuenta de que habían hecho algunas películas y series que había visto, entre ellas, The Innocent Man. Me hablaron acerca de este proyecto relacionado al caso de los hermanos Menendez. Había escuchado sobre esta historia, pero no tenía la certeza. Investigué y me di cuenta de su importancia. Dije, ‘me están llamando para hacer este proyecto que es una historia súper relevante en Estados Unidos’. Pero al mismo tiempo, tenía el desafío de que era un caso del cual ya se habían hecho varias producciones.

TV LATINA: ¿Cuánto tiempo le tomó este proyecto hasta que finalmente estuvo disponible?
HARTMANN: Pienso que me llamaron a fines de 2021, así es que ya te imaginarás. El proyecto recibió luz verde en enero de 2022 y luego tuve que viajar para tramitar mis temas de visa de trabajo en Estados Unidos. El proyecto en sí tomó bastante tiempo porque fue muy difícil.

TV LATINA: Mencionó que cuando estaba investigando, se encontró con varios otros documentales sobre el tema. ¿Cuál era su propuesta?, ¿cómo trabajó para hacer algo distinto?
HARTMANN: Ese era el desafío, cómo hacerlo distinto. Por un lado, en un primer momento quise hacer algo con unas recreaciones teatrales, que finalmente no avanzaron, pero eran ***Image***parte de mi propuesta. Pero revisando todo el material que estaba disponible, descubrí que los hermanos, Lyle y Erik Menendez, no estaban en esos documentales. Había una serie de 2017, relativamente reciente, donde hablaba Erik. En ese momento supe que lo esencial era tener a los hermanos y la productora estuvo totalmente de acuerdo.
El proyecto ya era para Netflix, entonces obviamente, estábamos trabajando en un escalón de calidad narrativa diferente. En ese sentido, Netflix es muy cuidadoso con sus documentales, cómo se hacen y la calidad que deben tener. Al mismo tiempo, además de los hermanos, quería tener a la fiscal [y a quienes fueron parte de esta historia], incluir una variedad de voces lo más amplia posible. Lamentablemente, no logramos tener a Leslie Abramson, quien fue la abogada defensora. Sin embargo, al final del documental publicamos la respuesta que me envió. Traté de convencerla por diferentes medios, pero no funcionó. Tuvimos a los hermanos y ese fue el diferencial.

TV LATINA: Muchos han querido lograr lo que ustedes hicieron, que es hablar con los hermanos. ¿Cómo trabajaron para ello?
HARTMANN: Erik había hablado en su momento, pero me parece que habló poco, al menos no tan profundamente. Lyle no había hablado nunca y no lo había hecho porque, considerando su personalidad, se sintió tremendamente herido con el tratamiento que le dieron los medios en la época del juicio en los ’90. Entonces, él había decidido cerrar la puerta.
Para un documental, hay ciertos entrevistados que no pueden ser gestionados por un productor periodístico o asistente de producción, tienen que sentir que el proyecto no existe sin ellos. En ese caso, es el dueño de la productora o el director quienes realizan esos llamados personalmente. Estaba en Buenos Aires y era muy difícil conectarme, pero Rebecca Evans, [VP ejecutiva de contenido sin guion de Campfire Studios] se acercó en persona a Rebecca Sneed, la esposa [en ese momento] de Lyle y a la de Erik. Lyle se interesó, pero Erik no. Creo que Lyle sintió que era su momento. Pero lo que en definitiva terminó moviendo la balanza a nuestro favor fue que yo no era un director americano. De hecho, lo conversé con él porque le parecía que era importante tener una nueva mirada. Lyle sentía que la mirada de Estados Unidos sobre el caso ya estaba muy agotada.

TV LATINA: Seguramente, fue el hecho de que usted no tenía ideas preconcebidas sobre el caso.
HARTMANN: Viví en Estados Unidos por un breve periodo. En 1991 escuché sobre el caso, pero el juicio no se había iniciado (luego de detenciones preventivas y disputas legales, el juicio comenzó en 1993). Entonces, la verdad es que sabía poco y nada, y no tenía ideas preconcebidas. Creo que eso abrió un poco las puertas de todo. Fue así como empecé a hablar con Lyle, con quien conversé durante meses. Teníamos una llamada cada semana o cada dos semanas. Él tenía que llamarme a mí, yo no podía llamarlo a él. En medio de estas conversaciones, me enteré de que no íbamos a poder filmar [las conversaciones]. (Debido a la gravedad de la condena en contra de ambos hermanos, está prohibido ingresar a la cárcel con cualquier tipo de cámara, grabadora o celular durante las visitas). Eso fue una gran decepción y [me hizo pensar] en cómo íbamos a [avanzar con el proyecto] solo teniendo las voces.
Luego de meses hablando con Lyle, en un momento le dije, ‘si ves a Erik’, porque yo sabía que se veían durante las comidas o en el patio, ‘dile que me encantaría hablar con él, aunque no realicemos la entrevista, pero por lo menos para conocernos’. Un día, después de meses, Lyle me dice, ‘Erik lo va a hacer, hablé con él y le dije que tiene que hablar contigo’. Fue así como empecé a conversar con Erik. Lo primero que me dijo fue, ‘Lyle me dijo que tenía que hablar contigo, que haces preguntas diferentes’. Fue muy cómodo, muy interesante.

TV LATINA: Probablemente, la participación de los protagonistas de esta historia ha sido el atractivo y logro más importante.
HARTMANN: Aceptaron participar, confiaron en nosotros, en el hecho de que íbamos a tener una mirada abierta y amplia. Fui muy sincero con ellos desde el comienzo y les dije, ‘quiero que sepan que también va a estar la fiscal en este documental. [Todas las otras partes en esta historia] van a tener una voz. Mi trabajo no es hacerles un monumento, pero sí respetarlos mucho’. Tengo un pacto con mis entrevistados, en el que si ellos no quieren hablar o si se arrepienten de algo que dijeron, tienen un tiempo para [retractarse]. No pueden venir dos años después a decirme que no ponga tal o cual cosa, porque ya está editado. No quiero defender a nadie, pero tampoco enterrar a nadie. Quiero conocer la historia y a las personas, acercarme lo más posible a la verdad y que los espectadores saquen sus propias conclusiones. Eso es lo que me interesa.

TV LATINA: ¿Lyle y Erik tuvieron la oportunidad de ver el documental?
HARTMANN: No lo sé, porque no sé si ellos tienen acceso. Entiendo que no. En general lo que hacen es que algún familiar les pone el audio y así es como al menos lo escuchan. Habían escuchado los demás documentales de la misma forma. En este momento estoy en Argentina y no tengo comunicación con ellos, porque no pueden hacer llamadas internacionales. Pero estoy planeando viajar en algún momento y los iré a visitar.
[Hablo] con Gina Escarlata, quien fue parte de los coproductores ejecutivos del documental y quien está en contacto, especialmente con Lyle, entonces así es como nos enviamos mensajes. Entiendo que la familia de los hermanos, vieron el documental, pero no sé si ellos han tenido acceso a él. Pero sé que en general, el documental fue bien recibido.

TV LATINA: Con la cantidad de material disponible que existe sobre el caso, más el nuevo material que consiguió, ¿cómo fue y cuánto tiempo duró el proceso de unir las piezas?
HARTMANN: Difícil y largo. Estuvimos filmando bastante tiempo, todo 2022 y una parte de 2023. En 2022 estuve haciendo varias de las entrevistas, incluyendo las conversaciones con los hermanos, que se iniciaron cuando yo estaba en Buenos Aires. Al principio, Lyle y Erik me podían llamar a través de Skype, pero después la cárcel cambió el sistema y no se permitió más. Entonces, tuve que viajar a Estados Unidos para seguir realizando las entrevistas. El año siguiente, seguí con entrevistas y empezamos a editar. El proceso fue muy largo, estuvimos hasta mediados de 2024 editando. Trabajé mucho en el primer corte que lo edité desde Buenos Aires y luego el resto de los cortes se hicieron con editores en Estados Unidos. Fue un trabajo a distancia, con los productores [más involucrados], pero fue largo.

TV LATINA: Después de la serie guionada de Ryan Murphy para Netflix, Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story y de su documental, el caso ha regresado al centro de la conversación. ¿Qué le parece que se esté volviendo a hablar de esta y otras historias de crimen que impactaron a la opinión pública?
HARTMANN: Para mí el documental tiene varias dimensiones. No tiene que ver tanto con el hecho de que si es un true crime o presenta otros asuntos. En general, trabajo con temáticas que son sociales, que de alguna manera apelan a la justicia o política. Incluso algunos documentales más independientes que he hecho, siempre se relacionan con esos temas. No siempre son true crime, pero siempre hay una cuestión pública que está en juego y que tiene varias aristas.
Por un lado, está la película en sí, un documental es una película, pero que al final del día no es la realidad, sino una mirada sobre la realidad, y por el otro lado está lo que a mí me pasa personalmente conociendo estas historias. Conocer a Lyle y Erik no me resulta gratuito, no es algo que hago y luego me olvido. Escuché durante varios meses esas entrevistas, logré una confianza y oí esas historias durísimas.
Luego está la dimensión pública del caso y que tiene que ver con la justicia. Aquí trato de ser en general muy cauto. Creo que la justicia se tiene que ocupar de la justicia y la política de la política. Mientras, la labor de los documentales es mostrar la realidad a los espectadores.
Me alegra que mucha gente vea mi documental, me hace muy feliz en lo personal, me emociona que otras personas vivan a través de la producción sentimientos similares a los que viví haciéndolo. Sobre el resto, no sabemos lo que puede pasar. Si es que ocurre algo con ellos, me parece que tanto la serie como el documental han sido el puntapié inicial, pero era algo que naturalmente iba a ocurrir. Lyle y Erik habían presentado un habeas corpus, entonces en algún momento iba a haber una respuesta. Pero me parece que [la conversación en torno al caso] tiene que ver más con un momento social y TikTok, entre otras cosas, donde la serie y el documental son parte de eso.
Pero estoy muy contento de que la gente vea el documental, que les mueva algo y que piensen en el abuso infantil, que al final del día, de eso trata la película. Más allá de la suerte de los hermanos, eso es lo que me importa. Ojalá salgan de la cárcel. En lo personal, pienso que ya han estado más de 30 años encerrados y han cumplido una condena por un crimen horrible, porque esa es la verdad, pero al mismo tiempo tuvieron una vida terrible.

TV LATINA: ¿En qué otros proyectos estás trabajando?, ¿qué se viene en 2025?
HARTMANN: Estoy haciendo dos películas documentales para Netflix, lo cual es una alegría y un privilegio enorme, más aún considerando la difícil situación en Argentina, donde la industria está muy parada en este momento. Una de las producciones es sobre un músico bastante conocido en Argentina y Latinoamérica, y la segunda es sobre otro caso criminal muy famoso y terrible, pero que también tiene su lado simpático.

En 2025, tengo muchas ganas de hacer ficción. Luego del documental de los hermanos Menéndez, espero que se abra alguna otra posibilidad de volver a trabajar afuera de Argentina, que siempre es interesante. El hecho de mirar una realidad que uno no conoce tanto con otros ojos y siempre es enriquecedor para uno.





Acerca de Elizabeth Bowen-Tombari

Elizabeth Bowen-Tombari es la editora de TV Latina. Ella puede ser contactada a ebowen@tvlatina.tv

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